Por primera vez en la historia, la producción de aceite de oliva
prevista para esta campaña no cubrirá las necesidades de la exportación.
Esta situación obligará a tirar de las reservas de las campañas
precedentes. Incluso, se contempla la posibilidad de importar más aceite
de países del norte de África.
Según los datos manejados por el sector, la producción de aceite de
oliva podría situarse en unas 850.000 toneladas. A estas cifras se deben
sumar unas existencias, al inicio de campaña, de otras casi 700.000
toneladas, según los datos de la Agencia para el Aceite de Oliva.
Igualmente se espera que las importaciones, tradicionalmente de unas
40.000 toneladas, puedan llegar a las 80.000.
Con estas cifras no hay problemas para el abastecimiento interno y la
exportación. No habría así razones objetivas para que los precios
superasen unas cotizaciones razonables si las lluvias actuales y las
futuras aseguran una buena cosecha para la próxima campaña.
Frente a esas disponibilidades totales, la demanda interior sigue
prácticamente invariable en unas 550.000 toneladas, a pesar de la bajada
de los precios de la actual campaña. Por el contrario, las
exportaciones han seguido imparables hasta volver a batir esta campaña
un nuevo récord: hasta 872.000 toneladas que se espera sigan subiendo en
la próxima campaña. Ese volumen supone que el 52% de todo el comercio
mundial de aceite de oliva es de origen español, aunque no figure en
muchos casos en la etiqueta.
De ese volumen, apenas unas 200.000 toneladas se comercializan como
aceite envasado. Las 672.000 toneladas restantes se venden a granel, en
su mayor parte procedentes de las cooperativas. La mayoría de ellas se
exportan a Italia, unas 400.000 toneladas. Allí, se envasan como marcas
italianas para venderlo en su propio mercado o en el exterior. Lo mismo
sucede en Portugal. El que se vende a Estados Unidos se envasa todo para
su consumo interno.
Fuente El País
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